2da Hipótesis:
Después de haber creado el universo y contra el trasfondo de una serie de reglas y regulaciones. Olódumaré desarrolló una estrategia para enviar a todos los Irúnmolés (divinidades) a la tierra, sin avisarles previamente, una mañana 0lódumaré llamó a su sirviente femenina Arugbá (5) para que ésta se pusiera en contacto con cada uno de los Irúnmalé, en sus respectivos hogares. y les informara que se debían presentar al día siguiente a temprana hora en el palacio celestial para cumplir con una labor especial.
A la mañana siguiente. Arugbá se dispuso a salir muy temprano, sin embargo. con anterioridad Olódumaré había preparado un recinto especial proveído con diferentes implementos con los cuales él esperaba que los Irúnmale dieran cumplimiento a sus tareas en la tierra. El mensaje de Arugbá a cada uno de los Irúnmalé fue claro:
"El padre me ha enviado a informarle que se prepare para una labor especial mañana temprano, usted deberá estar listo(a) para cumplir esta tarea, tan pronto cono reciba el divino mensaje. usted se embarcará en la misión sin regresar más a su casa"
La mayoría de los irúnmalé interpretaron el mensaje de manera literal y no se molestaron en inquirir de sus propios consejeros o guardianes acerca de cómo cumplir la tarea que 0lódumaré les tenía reservada. Arugbá visitó las casas de todos los Irúnmalé en orden de antigüedad, y esto significó que Orúnmilla, el más joven de los Irúnmalé, fuese el ultimo en ser visitado.
Mientras tanto. Orúnmillá, quien tenía el hábito de solicitar el sabio consejo de Ifá cada mañana, fue aconsejado que preparara una comida para ese día en particular. en espera de todos los que visitaran su hogar. Cuando Arugbá llegó a la casa de 0rúnmillá, ya estaba muy avanzada la tarde, y no había ingerido alimentos desde por la mañana, por consiguiente se encontraba muy hambrienta. Antes de permitirle que le transmitiera el divino mensaje, Orúnmillá la invito a que comiera, ella comió hasta que estuvo satisfecha, y entonces le dijo a Orúnmillá el mensaje divino de Olódumare.
Debido a la hospitalidad de Orúnmillá, Arugbá fue en el Irúnmalé que más confió. y en agradecimiento le reveló los detalles de la tarea que Olódumaré le tenía reservada. Arúgba le aconsejó que le solicitara a Olódumaré tres favores sumamente trascendentales e independientes de cualquiera de los objetos que él pudiera recolectar de la habitación interior para su misión. Le aconsejo que solicitara al camaleón. la gallina multicolor de la casa de Olódumaré y el bolso mágico de Olódumaré llamado Ápó Óminíjekún (6).
En una confidencia final, Arugbá le dijo a Orúnmillá que si él así lo deseaba, también podía persuadir a 0lódumaré para que la dejara acompañarlo en su misión, con estas recomendaciones y habiendo cumplido con su tarea, Arugbá partió de regreso.
A la mañana siguiente, los irúnmalé se presentaron uno tras otro en el palacio divino de Olódumaré. tan pronto como llegaron, les decretó a cada tuno(a) que salieran de viaje hacia la tierra sin regresar a sus respectivos hogares. Los primeros irúnmalé en llegar a la tierra descubrieron que no había un lugar firme para caminar, todo el lugar aún estaba lleno de agua y sólo había una palma que se erguía en medio del agua con sus raíces en el cielo (esta palma era la puerta del cielo). al entrar, no había otro lugar donde albergarse que no fuera en las ramas de la palma, ciertamente fueron tiempos muy difíciles para los Irúnmalé.
Antes de abandonar el cielo, cada uno de los irunmalé recogió de la habitación interior de Olódumaré todos los materiales y provisiones de su elección (7).
Cuando Orúnmilla llegó al palacio de Olódumaré, ya los demás se habían ido, al presentarse ante el padre todopoderoso, también recibió el mandato de partida. Al igual que a los demás Irúnmalé, se le dijo que recolectara los artículos y elementos de su preferencia que encontrara en la habitación interior, sin embargo. todos los utensilios ya habían sido recolectados por los otros, y debido a que sólo quedaba una concha de caracol vacía, no tuvo más remedio que tomarla. posteriormente apeló a 0lódumaré exponiendo que como no había nada para él, que por favor le diera:
El camaleón, la más antigua criatura de la casa de Olódumaré. para que lo aconsejara acerca de cómo enfrentar los problemas de la dentición en la morada terrestre.
El beneficio de ir a la tierra acompañado por la gallina multicolor de 5 dedos.
El bolso divino del padre todopoderoso apé ominíjekún, para guardar las cosas que debía llevar.
El privilegio de viajar a la tierra con Arugbá, para que le recordara a él y a todos los irúnmalé las reglas del cielo.
Sus cuatro deseos le fueron concedidos. A la hora de partir, Orúnmilla tomó cuatro plantas distintas, las cuales, hasta el día de hoy son utilizadas por los sacerdotes de Ifá para todas sus medicinas. También obtuvo una muestra de todas las plantas y animales que estuvieron a su alcance, y todo lo recolectado lo guardó dentro de Ápó óminijekún.
Apó ominíjekún tenia la misteriosa capacidad de adaptar en su interior cualquier objeto u organismo sin importar el tamaño que tuviera, y también de producir y conceder cualquier cosa que se le pidiera.
Cuando Orúnmilla llegó a la puerta que daba a la tierra, se encontró con todos los otros Irúnmalé guindando de las ramas de la palma, y no le quedó más remedio que unirse a ellos.
Después que Orúnmilla estuvo un tiempo sentado y en ocasiones parado en las ramas de la palma, Arugbá le aconsejó desde el interior de Apó ominíjekún (Apó óminijekún era el lugar donde Órúnmilla transportaba a Arugbá), que pusiera la boca del caracol hacia abajo para vaciar su contenido sobre el agua, pues con esa acción se convertiría en un terreno firme para caminar ya que ésta contenía el polvo de los cimientos de la tierra. Órúnmilla, quien había tomado la concha de caracol vacía de la cámara interior de Olódumare, no sabía lo que ésta contenía. (También es obvio que él sólo encontró la concha vacía del caracol en la habitación del palacio de Olódumare porque todos los otros irúnmalés la habían ignorado, ninguno de ellos. con excepción de Arugbá, sabía que ahí se encontraba el secreto de la tierra).
Cuando 0rúnmilla puso la concha de caracol boca abajo, el escaso contenido arenoso cayó al agua y comenzó a producir burbujas. En muy poco tiempo se comenzaron a apilar montones de amena alrededor del pie de la palma, después de haberse formado varios montones de arena. Arugbá nuevamente le habló a Orúnmilla, esta vez aconsejándole que dejara caer a la gallina en los montones de arena. al realizarlo y a medida que la gallina esparcía los montículos con sus patas, el área de terreno comenzó a extenderse (8).
Después que el terreno se extendio en una gran área, los otros Irúnmalés, quienes ahora se hallaban asombrados por la conducta misteriosa de Órúnmilla, le ordenaron que bajara y caminaría sobre el terreno pala verificar si podía soportar su peso.
Una vez más, Arugbá le aconsejó a Orúnmilla que dejara bajar al camaleón para que éste fuera el primero en caminar sobre el terreno, el camaleón caminó dando pasos furtivos por miedo a que el terreno se hundiera bajo sus pies (estos son los mismos pasos que hasta el día de hoy da el camaleón). la sorpresa de todos los Irúnmalé fue al ver que el terreno resistió sin ningún inconveniente .
Tan pronto como Orúnmilla estuvo seguro que el terreno era lo
adecuadamente fuerte, descendió de la palma, y su primera tarea fue trasplantar los árboles que había traído del cielo, después de esto, todos los otros Irúnmalés bajaron del árbol de palma a la tierra uno tras otro (10).
Orúnmilla, siendo el más joven de todos los irúnmalés se quedó y sirvió a Ógún.$angó, Olókun. etc. En el periodo de su servidumbre, uno de los Irúnmalé le hurto a Arugbá y fue así como Orúnmlla se vio privado de su consejera y confidente principal (11).
La presencia de Arugbá como única mujer en los alrededores. creó una serie de problemas entre los Irúnmalé, uno tras otro luchó por retenerla, la lucha por Arugbá muy pronto puso de manifiesto reacciones negativas en los Irúnmalés. Entre los más feroces se encontraban sangó,shóponá, Ogun, etc. Todos ellos lucharon entre sí con todas las armas que disponían. había una total y enorme confusión qué condujo a la amargura general entre los demás Irúnmalés, esta vez. Orúnmilla fue el primero en regresar al cielo para informar de los devastadores acontecimientos a Olódumaré.
El papel de guardiana desempeñado por Arugbá, ya no estaba al alcance de los Irúnmalés, porque a ella se le había privado de la compañía de Orúnmilla con quien había venido al mundo.
Todos los Irúnmalé se habían establecido con los elementos que habían obtenido de la habitación de Olódumaré. por su parte. Orúnmilla había perdido el uso de todas sus cosas que él había traído incluyendo a Ápó Ominíjekún, pues sin el consejo de Arugbá. no sabía cómo utilizarlos. Después de vivir una vida de privaciones y penurias, decidió regresar al cielo con el designio de preguntarle a Olódumaré por qué la vida en la tierra era tan dolorosamente diferente de la vida en el cielo. y que incluso las cuatro plantas que había transportado del cielo a la tierra no lo habían ayudado (12).
Cuando llegó el momento para Orúnmilla de regresar al cielo, fue al pie de la palma y ascendió hasta alcanzar sus ramas. Desde ahí la palma se transfiguró en el cielo. Tan pronto como Orúnmilla partió hacia el cielo. los otros irúnmalés rehusaron cooperar entre sí, el hermano más joven que tenían, quien solía servirlos a todos. se había marchado y ninguno estaba preparado para ayudarse mutuamente. Orúnmilla ya estando en el cielo fue uno de los pocos irúnmalés que vieron el final de la existencia física de Olódumaré (Orúnmillá Elérí ípin — Orúnmilla el testigo de la creación). El todopoderoso. de quien se sabia que nunca perdía la cordura y en todo momento mantenía un buen carácter (iwá Pélé), se encontraba obviamente disgustado al ver a Orúnmilla, éste se disculpó ante Olódumaré por presenciar del cuello para arriba los restos de su corporeidad, y explicó las dificultades que había experimentado en la tierra a causa de las muchas faltas de los otros Irúnmalés. Se lamentó que sorprendentemente, las reglas del cielo no estaban siendo respetadas en la tierra.
Después de atender al informe de Orúnmilla, Olódumaré lo autorizó a permanecer por un muy breve tiempo en el cielo, y envió a Eléniní (el obstáculo) (13). para que fuera y verificara lo expuesto por Orúnmilla. Cuando Eléniní llegó a la tierra, observó de cerca el comportamiento de los Irúnmalés restantes, No sólo estaba satisfecho por lo exacto del relato de Orúnmilla, sino que temió que con los sucesos prevalecientes, los Irúnmalé terminarían en guerras feroces unos contra otros. Eléniní observo que la vida era intolerable. especialmente porque no había medio de intercambio comercial y la necesidad del dinero se había hecho inminente.
Uno tras otro, todos los Irúnmalés regresaron al cielo para informar de la imposibilidad de la misión, y le solicitaron 3 cosas a Olódumaré.
Que les diera Ashé (autoridad divina), con la cual pudieran hacer que las cosas sucedieran.
Que los sirvientes mortales les obedecieran.
.1>. Que les diera Owó (dinero), para poder negociar con otros (Antiguamente en la cultura YorUbá el dinero era representado por los caracoles marinos denominados en el continente americano bajo el nombre de cauris y en tierras Yorubá — Égítán).
Olódumaré les dijo que les concedería sus 3 peticiones. pero que a Owó lo enviaría después que ellos regresaran a la tierra.
Todos los irúnmalés, incluyendo a Orúnmilla, recibieron el mandato de regresar a la tierra a completar la misión que habían iniciado. Esta vez, debido a que el terreno ya estaba formado en la tierra, fue favorablemente posible regresar por un camino plenamente firme. Uno tras otro, los Irúmmalé comenzaron a regresar a la tierra con sus seguidores humanos, a medida que partían, ninguno precavió en descubrir los misteriosos factores responsables de las dificultades que habían afrontado en la tierra, por ello Éshu prometió crear problemas para cualquier irúnmalé que no buscara su apoyo antes de regresar a la tierra.
Antes de abandonar el cielo, Olódumaré aconsejo a Orúnmilla que regresara al pie de la sagrada palma por la que los irúnmale habían descendido la primera ocasión (la palma fue el hogar de los Irúnmalés en el principio de la existencia de la tierra) y se le aconsejo que no buscara refugio ante el aguacero que caería.
Antes de partir a la tierra, Orúnmilla buscó la ayuda de su consejero celestial (Ifá), quien le dijo que no se apresurase en obtener a Owó, y que ofreciera un sacrificio a Éshu antes de abandonar el cielo. Orúnmilla realizo todo tal y como se le dijo.
Tan pronto como los Irúnmalés partieron en su viaje de regreso a la tierra, el torrente comenzó a caer y continuó descendiendo durante varios días y noches. A despecho del agua. Orúnmilla fue directo a construir una vivienda al pie de la palma, sin embargo, el resto de los Irúnmalés no hallaron el camino hasta que la lluvia se detuvo, este fue un periodo de mil días y mil noches. Cuando la lluvia ceso. los Irúnmalés se encontraron con un adivino a la orilla de un camino llamado Okiti kpúke, quien les aconsejó que sólo podrían establecerse adecuadamente después de venerar el sitio de su origen (al pie de la palma).
Les tomó tiempo encontrar la palma donde Orúnmilla había establecido una vivienda adecuada (debido a que Orúnmilla era el centinela de la palma, este obtuvo los beneficios de todos los sacrificios hechos por cada uno de los Irúnmalés
Después que todos se hallaron razonablemente asentados, ódidé (Odíderé — loro gris africano — Psittacus erithacus) (14), fue el primero en descubrir el cúmulo de cauris que provenían desde el cielo a la tierra (descendían por el lado de la extensión de agua que separaba ambos reinos). Odíde alertó a los Irúnmalé, quienes, sin los preparativos adecuados, comenzaron a extraer a Owó del cúmulo. Eshu aún juraba destruir a todos los Irúnmalés que se rehusaran a su influencia y autoridad. Cuando Orúnmilla vio que todos los otros Irúnmales que corrían tras Owó no retornaban, decidió ir para descubrir lo que estaba sucediendo.
Subsiguientemente halló que todos los Irúnmalé habían perecido bajo la avalancha de Owó., por lo tanto, decidió llamar a su divinidad protector (Ifá) para saber a qué, o quien, se le podía adjudicar la culpabilidad de aquella destrucción masiva. Ifá le dijo que cualquiera que se acercara a Owó con codicia y avaricia, estaba destinado a ser destruido por él. debido a que Owó siempre era un fenómeno hambriento, cualquiera que deseara disfrutar del beneficio de Owó, tenía primero que alimentar a Owó. Ifá le aconsejo a Orúnmilla lo que tenia que hacer para alimentar a Owó, y también cómo extraerlo, inmediatamente después de escuchar el consejo de Ifá, Orúnmilla hizo lo que le recomendó Ifá, y se convirtió en el único Irúnmalé que triunfó al convertir a Owó en su sirviente (15).
El triunfo de Orúnmilla, al descubrir el secreto de Owó, le ganó la ira de los Irúnmalés no sucumbidos, los cuales recurrieron a la agresión abierta para destruirlo. Fue a través del consejo y el Ebo (sacrificio), revelado por el Odun ejiogbe que Órúnmilá logró que sus enemigos pelearan entre si Hubo un pandemonio total sobre el planeta en cuanto a la repartición de Owó. Mientras tanto. estaban llegando las noticias al cielo que en la tierra había una conmoción general. Olódumaré envió a Ikú (la muerte) para que trajera al cielo a los responsables del conflicto, sin embargo, Ikú aunque trató, no lo logró. Solamente pudo eliminar a los seguidores de los irúnmalés conflictivos, no así a los irúnmalés como tal (Owó logró aplastar a los Irúnmalés, debido a que habían ignorado totalmente las leyes del cielo cuando llegaron al mundo).
Una vez destruidos los seguidores de los irúnmalés, por lkú, los irúnmalés descubrieron que era poco lo que podían hacer sin la ayuda de sus auxiliares.
Le llegó el turno a Eléniní (considerado la energía más fuerte) de venir y acabar con todos los Irúnmalés. Eléniní partió del palacio de Olódumaré con instrucciones claras de regresar al cielo con el resto de los Irúnmalés, se encamino con su Apó óminijekún para recolectarlos a todos, y traerlos de regreso al cielo.
Entre tanto, una mañana Orúnmilla hizo su adivinación diaria, y vio que una gran catástrofe se estaba acercando. Ifá le aconsejó que elaborara una comida para un visitante poderoso que venía del cielo, le dijo que vería algo peculiar que aparecería en el horizonte tres días antes de la llegada del visitante, y que el día de la llegada del visitante, Órúnmilla tenia que reunir a sus seguidores y bailar en procesión desde su casa hasta la casa de gobierno donde continuarían bailando y cantando en alabanza del visitante (16). Esa era la única forma en la que él y sus seguidores podían salvarse de la inminente catástrofe.
Orúnmilla hizo todo tal y como se le dijo. Siete días más
tarde, vio una estrella roja aparecer en el cielo
comprendiendo inmediatamente que el poderoso visitante estaba en camino. Posteriormente, consumó los preparativos que Ifá le había aconsejado. y se hallaba completamente listo. Él no sabía que el visitante ya estaba en el mundo. Eléniní, el más poderoso de todas las divinidades, ya se hallaba por los alrededores.
El primer lugar de visita de Elénini fue la casa de Ogún. se encontró con Ogún en su taller, y rápidamente lo convirtió en una hoja colocándolo en su Apó óminiyekún.
En los tres días posteriores, hizo lo mismo con todos los otros Irúnmalés. Al tercer día, tenia a todos los Irúnmalés introducidos en su Ápó óminíjekún, y había llegado la hora de ir a capturar a Orúnmilla.
En el trayecto a la casa de Orúnmilla, Eléniní se encontró con una
larga procesión de personas que bailaban y cantaban en su alabanza, inmediatamente le ofrecieron en alimento Obi Abatá (nuez de Kola), y Omí (agua), todos lo llamaron Bábá (padre) y la divinidad más cercana a Olódumaré, por primera vez desde que arribo al mundo sonrió. Orúnmilla entonces, salió y le dijo:
Bábá Eléniní, sospecho que debe estar hambriento, y por ello le he preparado un festín en honor a su llegada
Elénini lo acompañó a la cabeza de la procesión hasta la casa. en medio de cantos y bailes, al llegar al hogar de Orúnmilla, Eléniní fue esforzadamente halagado con todas sus comidas predilectas, por lo que se hallaba enormemente gozoso.
Al finalizar sus alimentos, Elénini señaló que si todos los otros Irúnmalés hubiesen sido tan corteses como Órúnmilla, el cielo no se hubiera llenado de informaciones relacionadas con atrocidades sin cuartel que estos cometieron en la tierra. Le dijo a Orúnmilla y sus seguidores, que 0lódumaré no había creado al mundo como antónimo, sino como sinónimo del cielo. Informó que Olódumaré tenía la firme determinación de destruir al mundo para no permitir que continuara como una vergüenza de la bondad de su imagen y reflejo.
Posteriormente, Eléniní preguntó a Orúnmilla:
¿Con tu sabiduría, crees poder transformar el mundo en un lugar más placentero?
A lo que Órúnmilá respondió:
Bábá Eléniní, realmente la tarea no es fácil, pero continuare haciendo mi mejor esfuerzo
Al escuchar la sincera respuesta de Orúnmilla, Eléniní le entregó su Apó óminíjekún que contenía a todos los otros Irúnmalés, y proclamó que desde ese momento en adelante, Orúnmilla gozaría de autoridad absoluta sobre todos ellos (17).
Tan pronto como los Irúnmalés recuperaron su libertad, volvieron a su lucha fratricida y estaban particularmente disgustados(as) por el hecho que había sido Orúnmilla quien los había salvado del poderoso Eléniní.
Las noticias de sus atrocidades, continuaban llegando al cielo, y Olódumaré había sido informado que Orúnmilla era el único Irúnmalé que acataba las leyes del cielo, entonces invitó a la palma a que fuera a la tierra para que sirviera de plataforma de manera que Orúnmilla ascendiera al cielo con sus seguidores. Una noche Ifá invitó a Orúnmila a subirse en una palma que había crecido repentinamente frente a su casa, diciéndole que le daba únicamente tres días para que se preparara. Orúnmilla subió a la palma, e invitó a sus seguidores que lo siguieran, cuando llegaron a la copa de la palma, fueron absorbidos por el cielo, y tan pronto como llegaron sin problemas al cielo, Olódumaré liberó el dique que retenía la lluvia. y el aguacero que le siguió a esto inundó y consumió el mundo (Ifá revela que pasaron siete generaciones en el cielo antes que Olódumaré decidiera intentar una segunda tentativa para poblar la tierra).
Los Irúnmalé sobrevivientes argumentaron a Olódumaré que el primer intento de hacer de la tierra un lugar placentero, había sido fallido debido a que eran muchos los cocineros preparando la sopa. Olódumaré cedió ante las sugerencias de los Irúnmalés, y decidió darle nuevamente a cada uno de ellos una oportunidad para que agotaran sus capacidades. Fue Elénini, quien propuso que Ogún Alágbéde (el ingeniero en herrería — el herrero), fuera el primero en probar, Ogún alágbede aceptó el reto, y decidió sin demora salir a cumplir la misión (18).
Ogún Alágbede (19), fue enviado por Olódumaré a preparar el camino para los otros. Como traficante de hierro de la divinosfera (el mundo de las divinidades), él debía crear la infraestructura para que los otros pudieran poblar el mundo. Se le envió con 200 seres humanos (hombres y mujeres) para habitar el planeta, sin embargo, Ógún Alágbede era tan egocéntrico, que antes de partir con sus seguidores a cumplir el mandato, no halló ningún sentido en consultar a ningún otro irúnmalé en el cielo en busca de consejo y recomendaciones.
Salió hacia la tierra con sus 200 seguidores sin previamente molestarse en realizar los preparativos necesarios para alimentarlos en la tierra. Él pensó que fundar una morada en un ambiente virgen era como ir a la guerra (20).
Tan pronto como cruzaron la última de las siete colinas que se hallaban antes de llegar a la frontera del cielo, llegaron a la zona gris entre el cielo y la tierra (21). En ese momento se movieron en la zona oscura de la frontera donde el sol no brilla (22). Al llegar al mundo. sin demora alguna ubicó a los hombres a trabajar. con la finalidad que prepararan viviendas y caminos. A la mañana siguiente, sus 200 seguidores mortales le preguntaron
Babá Ógún Alágbede ¿Que vamos a comer?
Como no había nada de alimento por los alrededores, él les dijo que cortaran palos de los arbustos que los rodeaban y se los comieran. Ellos hicieron esto, y comieron palos hasta que se hartaron, pero esto sólo excitó el apetito de sus canales alimenticios. Después de catorce días, más de la mitad de sus seguidores habían fallecido de hambre, y no le quedó otra opción que regresar al cielo con los pocos débiles que le quedaban. al llegar ante Olódumaré, le comento que no había pensado en llevar alimento para sus seguidores, y por esa razón abandonaba su misión.
Después de esto, Olódumaré invitó a Olokun (el dueño de las profundidades de las aguas dulces y saladas) a que fuera al mundo a fundar allí una morada, a él también se le dieron 200 personas para que lo acompañaran, sin embargo, y al igual que Ógún Alágbede. Olókun partió sin realizar los preparativos necesarios para la travesía. Al llegar a la tierra. los seguidores de Olókun también le preguntaron a éste acerca del alimento, al no haber alimento, él les dio agua para que subsistieran, lo cual no les dio satisfacción nutric ional. Como sus seguidores estaban muriéndose de hambre. Olókun. en un periodo aun menor que el de Ogún Alágbéde, regresó al cielo para informar del fracaso de su misión.
Orúnmilla cometió el error inicial de no buscar el consejo de sus dos colegas de más antigüedad, Ógún y Olókun, quienes anteriormente habían hecho tentativas infructuosas de fundar el mundo. Cuando él partió en su viaje, Éshu fue a burlarse de Ogún y Olókun, y les expuso que Orúnmilla, el Irúnmalé más joven, había solicitado y obtenido su autorización antes de salir hacia el mundo, y que éste iba a triunfar donde ellos dos habían fracasado. Éshu les dijo que su fracaso era el castigo por no haber buscado y obtenido su apoyo antes de partir hacia la tierra, y les recordó el dicho celestial:
"El perro sólo sigue a quien lo trata con benevolencia"
A causa de la envidia y la ira. Ógún Alágbéde provocó que un espeso bosque bloqueara el paso que anteriormente él había hecho para llegar al mundo. Al llegar a ese punto. Orúnmilla y sus seguidores no pudieron continuar por carecer de los instrumentos para abrirse camino a través del espeso bosque. mientras esperaban el ratón se ofreció voluntariamente para buscar la vía que los conduciría a la tierra. este halló el paso. pero siendo un animalito tan pequeño, el camino no era lo suficientemente ancho y alto como para tener el espacio conveniente para la figura humana. Fue en este momento que Orúnmilla mandó a buscar a Ógún Alágbéde para que lo ayudara, Ogún Alágbede se apareció y regañó a Orúnmila por no haberle avisado antes de partir hacia el mundo, Orúnmilla de inmediato se disculpó ante Ógún Alágbéde, y le explicó que lejos de ignorarlo, él había enviado a Éshu para que le notificara de su próximo viaje a la tierra. Cuando Ógún Alágbéde recordó que Éshu en realidad había ido a decírselo, se calmó, y accedió a desatascar la ruta que había bloqueado, alertó a Orúnmilla que cuando estuviera en la tierra, debía alimentar a sus seguidores con la misma comida (palos) con la que él había alimentado a los suyos durante su breve estancia en la tierra. Posteriormente a sus recomendaciones. Ogún hizo que el bosque se despejara. y Orúnmilla continúo el viaje con sus discípulos.
Antes de llegar a la frontera entre el cielo y la tierra. Olókun también provocó que un gran río interceptara el camino previamente construido por Ógún Alágbede.
Cuando Orúnmilla y sus partidarios llegaron a la ribera del río, no pudieron continuar su viaje, después de vagar durante algún tiempo. Olókun se le apareció a Órúnmilla y lo regañó por atreverse a efectuar ese viaje sin haberle notificado. Una vez más, Orúnmilla se disculpó ante Olókun, y le explicó que él antes de partir había enviado a Eshu para que le dijera del viaje que se proponía hacer a la tierra. 0lókún recordó que Éshu se lo había dicho. disculpo a Orúnmilla, y de inmediato secó el río para que Orúnmilla y su grupo continuaran hacia el mundo. No obstante, antes que partieran, Olókun le sugirió a Orúnmilla que hiciera lo mismo que él había hecho, nutrir a sus seguidores con agua cuando llegara a la tierra.
Con estos, hasta cierto punto erróneos requerimientos, Orúnmilla entró en el mundo.
A la mañana siguiente. los seguidores de Orúnmilla se reunieron para preguntar por sus alimentos. Por respeto a la garantía que le había dado a Ógún Alágbede en el cielo de alimentar a sus seguidores como éste lo había hecho, Orúnmilla les dio palos a todos sus discípulos para que comieran. Subsiguientemente también respetó los deseos de 0lókun, y les dio agua para que bebieran (24).
Después que sus seguidores recibieron palos y agua. ellos aún solicitaron más comida, él les dijo que fueran a la huerta, y que recogieran lo necesario para alimentarse, se pasaron el día en el campo y comenzaron a comer todo aquello que deseaban, los animales también estaban disponibles en abundancia proveyéndolos de carne, después de esto. se quedaron en la tierra como sus primeros habitantes.
Mientras tanto, Orúnmilla pensó en ir al cielo para informar a Olódumaré el éxito de sus esfuerzos. Al llegar, Orúnmilla, primeramente contó a Olódumaré el éxito de su misión, y finalmente al consejo de Irúnmalé. Las noticias de su triunfo fueron recibidas con murmullos de envidia, y esto marcó el inicio del final de la estrecha afinidad que por un escaso periodo había existido entre los Irúnmalés en el cielo (25). Los logros de Orúnmilla le ocasionaron envidias y antagonismos con otros Irúnmalés (26).
La mayor parte de estos Irúnmalés, inmediatamente asumieron una actitud agresiva en el instante que se enteraron que Orúnmilla era el centro de toda la atención, de inmediato juraron ir y destruir el mundo establecido por Orúnmilla.
Éste, por su lado. rápidamente se acercó a Éshu en busca de ayuda quien inmediatamente después de escuchar a Ortúnmilla le dijo que no se preocupara. Éshu le aseguró a Orúnmilla que las divinidades belicosas se destruirían entre sí antes de destruir el mundo creado por él, Orúnmilla también fue a la divinidad Eléniní, y la venero con numerosas y diversas ofrendas (alimentos, etc.) para tener de su parte el apoyo y la cooperación. Mientras tanto, todos los Irúnmalés comenzaron a hacer preparativos con vistas a su viaje a la tierra (El Odut Óyekun meji nos revela cómo partieron todos los irúnmalés hacia el mundo y cómo fue que se demoraron tres años en llegar hasta la Tierra).
A Orúnmilla le había aconsejado Ifá que nuevamente se asegurara en ser el último en salir. también le avisó que iba a haber de nuevo una lluvia muy grande en la tierra que duraría 1000 días y 1000 noches. Debía una vez más desafiar la lluvia y no buscar refugio hasta que no llegara a su destino. Posteriormente, uno tras otro los Irúnmalés partieron hacia la tierra con sus séquitos. Al llegar a la frontera entre el cielo y la tierra, descubrieron que tenían que cruzar el último río del cielo mediante un pequeño puente de sogas, en el cual, cabía sólo un viajero a la vez.
Les tomó bastante tiempo cruzar hasta la ribera terrenal del río. al llegar a la tierra de la oscuridad perenne, descubrieron que estaba lloviendo, y comenzaron a buscar refugio por todas partes, todos los designios que tenían para destruir el mundo se evaporaron en el aire como resultado de las dificultades que hallaron en el camino (estas dificultades fueron ideadas y creadas por Éshu).
Éste, por su lado. rápidamente se acercó a Éshu en busca de ayuda quien inmediatamente después de escuchar a Ortúnmilla le dijo que no se preocupara. Éshu le aseguró a Orúnmilla que las divinidades belicosas se destruirían entre sí antes de destruir el mundo creado por él, Orúnmilla también fue a la divinidad Eléniní, y la venero con numerosas y diversas ofrendas (alimentos, etc.) para tener de su parte el apoyo y la cooperación. Mientras tanto, todos los Irúnmalés comenzaron a hacer preparativos con vistas a su viaje a la tierra (El Odut Óyekun meji nos revela cómo partieron todos los irúnmalés hacia el mundo y cómo fue que se demoraron tres años en llegar hasta la Tierra).
A Orúnmilla le había aconsejado Ifá que nuevamente se asegurara en ser el último en salir. también le avisó que iba a haber de nuevo una lluvia muy grande en la tierra que duraría 1000 días y 1000 noches. Debía una vez más desafiar la lluvia y no buscar refugio hasta que no llegara a su destino. Posteriormente, uno tras otro los Irúnmalés partieron hacia la tierra con sus séquitos. Al llegar a la frontera entre el cielo y la tierra, descubrieron que tenían que cruzar el último río del cielo mediante un pequeño puente de sogas, en el cual, cabía sólo un viajero a la vez.
Les tomó bastante tiempo cruzar hasta la ribera terrenal del río. al llegar a la tierra de la oscuridad perenne, descubrieron que estaba lloviendo, y comenzaron a buscar refugio por todas partes, todos los designios que tenían para destruir el mundo se evaporaron en el aire como resultado de las dificultades que hallaron en el camino (estas dificultades fueron ideadas y creadas por Éshu).
Entre los Irúnmalés amistosos que se hallaban de parte de Orúnmilla estaban Ilé (la casa) e igédé (encantamiento positivo).Ilé, quien regularmente es inmovible. le dijo a Orúnmilla que lo llevara consigo en su Ápó óminijekún, igédé, quien no tenia discípulos, le dijo a Orúnmilla que la lucha que lo esperaba en la tierra iba a ser dura, por lo tanto, le aconsejó que se lo tragara y lo llevara en sus entrañas con el objetivo que cualquier cosa que él dijera se cumpliera. Orúnmilla accedió ante ambas peticiones.
Tal y como se le aconsejó, él espero a que todos los Irúnmalés agresivos partieran hacia la tierra antes de iniciar su travesía. Cuando llegó a la ribera del río, se encontró allí con un Irúnmalé que no había podido cruzar, era la gran madre y reina de la brujería llamada Iyamí oshorongá (Odú Ósaméji). Ella estaba muy débil para cruzar el río. por ello anteriormente les había rogado a todos los Irúnmalés que le ayudaran a cruzar el puente pero éstos se habían rehusado, ya que era enormemente temida. Íyámi Oshorongá le rogó a Orúnmilla que la ayudara. pero éste replicó diciendo que el puente sólo resistía un ocupante. iyámi Oshorongá le propuso a Órúnmilla que abriera su boca para que ella le volara adentro prometiendo salir al final del puente. Orúnmilla accedió a complacerla, sin embargo, él había ignorado el hecho que ella era una de las divinidades que habían jurado destruirlo en la tierra.
En ribera terrenal del puente, Orúnmilla le dijo que saliera. pero ella rehusó basándose en el hecho que el estómago de Orúnmilla constituía una morada adecuada para ella. Orúnmilla alardeó diciendo que ella se moriría dentro de su estómago, pero ella rechazó el alarde de Orúnmilla tomando y dándole una mordida en sus intestinos diciéndole que todas sus comidas favoritas, como la sangre, el corazón. hígado. intestinos, etc. se hallaban en abundancia en su interior.
En ribera terrenal del puente, Orúnmilla le dijo que saliera. pero ella rehusó basándose en el hecho que el estómago de Orúnmilla constituía una morada adecuada para ella. Orúnmilla alardeó diciendo que ella se moriría dentro de su estómago, pero ella rechazó el alarde de Orúnmilla tomando y dándole una mordida en sus intestinos diciéndole que todas sus comidas favoritas, como la sangre, el corazón. hígado. intestinos, etc. se hallaban en abundancia en su interior.
Comprendiendo 0rúnmilla el peligro bajo el cual se hallaba, rápidamente utilizó sus objetos de adivinación para buscar una solución. después de escuchar el consejo de Ifá, sacó un chivo de su Apó óminijekún, lo sacrificó y lo cocinó. Ya cuando estuvo cocinado invitó a iyamí Oshorongá a que saliera para que se alimentara, pero Íyámi Oshórongá le dijo que sólo podía comer en privado, Orúnmilla inmediatamente después sacó una tela blanca y le armó una tienda provisional diciéndole a iyámi oshórongá que le había preparado un lugar adecuado para que se alimentara sin ser vista por nadie, al escuchar a Orúnmilla, iyámi oshórongá salió y se escondió dentro de la tienda para comer la carne del chivo.
Mientras ella se deleitaba con sus alimentos, Orúnmilla huyo desapareciendo en la tierra de la oscuridad, afrontando la lluvia. y sin mirar hacia atrás, continuó su viaje sin descansar.
Mientras ella se deleitaba con sus alimentos, Orúnmilla huyo desapareciendo en la tierra de la oscuridad, afrontando la lluvia. y sin mirar hacia atrás, continuó su viaje sin descansar.
A lo largo del camino, se encontró con todos los Irúnmalés buscando donde cobijarse, en consonancia con el consejo que se le diera en el cielo, continuó su viaje bajo la lluvia hasta que llegó finalmente a su destino, fue alegremente recibido por sus incondicionales quienes estaban comenzando a preguntarse porqué se estaba demorando tanto en regresar.
Al llegar a su casa. le dijo a Igedé y a Ilé que bajaran. Ilé bajó, pero al salir de Apó óminijekún murió instantáneamente, mientras que igedé le dijo que él seria más efectivo dentro de su estomago (27). órúnmilla al ver la muerte de Ilé, les dijo a todos sus discípulos que prepararan una digna sepultura. Mientras Orúnmilla se hallaba en espera que enterraran a Ilé, ocurrió el hecho más maravilloso que se hubiera producido desde el establecimiento del mundo, hileras de casas súbitamente comenzaron a surgir por todo el asentamiento, eran muy similares al tipo de casas que ellos tenían en el cielo, ese realmente fue el inicio de la fundación arquitectónica del mundo. En lugar de las chozas previamente construidas por los seguidores de Orúnmilla, edificaciones palaciegas comenzaron a surgir por todos los alrededores.
Los Irúnmolés que se protegieron de la lluvia, acamparon de manera permanente en todo tipo de locaciones escuálidas durante el largo tiempo que duró la lluvia, cuando el agua cesó, ya estaban tan acostumbrados a sus hábitat temporales, que no le vieron ningún sentido a mudarse (28).
Recordemos que los Irúnmalés agresivos que vinieron con Orúnmilla al mundo, lo hicieron con la determinación de destruir el mundo que Orúnmilla había construido. Lamentablemente para ellos, no estaban bien preparados para el viaje. pues no habían obtenido autorización formal de Olódumaré antes de abandonar el cielo. Al llegar al mundo. pronto descubrieron que sin la autorización de Olódumaré no podían cumplir su misión, entonces se reunieron y decidieron regresar al cielo para obtener la autorización adecuada de Olódum'aré. Dirigidos por Ógun, el más antiguo de todos los Irúnmalés, se fueron nuevamente al cielo.
Al llegar al palacio de Olódumaré, de nuevo solicitaron la divina autoridad Ashé (poder espiritual) con el cual podían hacer y deshacer a su antojo. Como Olódumaré no rechaza ninguna solicitud, se los otorgó, y cada uno de los irúnmalés le entrego a Ógún su propio Ashé.
Ógún se torno en el custodio de los Ashé de casi todos los Irúnmalés y por ello cualquiera que quisiera hacer uso de su Ashé tenia que ir donde se encontraba Ógún para obtenerlo, y posteriormente devolverlo tras haber hecho uso del mismo.
Con Ashé de autoridad. comenzaron a crearle todo tipo de problemas a Orúnmilla y a sus partidarios, quienes en su momento empezaron a hacer todo tipo de Ébó (sacrificios. ofrendas, purificaciones. veneraciones) para defenderse de los malos designios de los Irúnmalés pendencieros. Cuando Orúnmilla y sus discípulos utilizaron todo el Owó (dinero) que tenían para hacer Ebó con el fin de disipar las perversas maquinaciones de los Irúnmalés belicosos, Orúnmilla decidió preguntar a Ifá cual era el siguiente paso a seguir. Ifá le aconsejó que preparara un Ígédé Gbétúgbétú (encantamiento especial cuyo poder es crear que las peticiones no sean rechazadas, y después que estas sean concedidas no recordar absolutamente nada) (29), ya preparado debía utilizarlo para visitar a Ógún, y ordenarle que le entregara todos los Ashé para custodiarlos.
Orúnmilla cumpliendo el sabio consejo de Ifá, preparó el encantamiento y se dirigió a visitar a Ógún, Al llegar a casa de Ógún, le dijo que había venido a llevarse todos los Ashé, sin ninguna vacilación y gracias al Ígédé Gbétúgbétú, Ógún fue al lugar donde guardaba los Ashé, los sacó todos y se los entregó sin vacilación a Órúnmilla.
Ógún se torno en el custodio de los Ashé de casi todos los Irúnmalés y por ello cualquiera que quisiera hacer uso de su Ashé tenia que ir donde se encontraba Ógún para obtenerlo, y posteriormente devolverlo tras haber hecho uso del mismo.
Con Ashé de autoridad. comenzaron a crearle todo tipo de problemas a Orúnmilla y a sus partidarios, quienes en su momento empezaron a hacer todo tipo de Ébó (sacrificios. ofrendas, purificaciones. veneraciones) para defenderse de los malos designios de los Irúnmalés pendencieros. Cuando Orúnmilla y sus discípulos utilizaron todo el Owó (dinero) que tenían para hacer Ebó con el fin de disipar las perversas maquinaciones de los Irúnmalés belicosos, Orúnmilla decidió preguntar a Ifá cual era el siguiente paso a seguir. Ifá le aconsejó que preparara un Ígédé Gbétúgbétú (encantamiento especial cuyo poder es crear que las peticiones no sean rechazadas, y después que estas sean concedidas no recordar absolutamente nada) (29), ya preparado debía utilizarlo para visitar a Ógún, y ordenarle que le entregara todos los Ashé para custodiarlos.
Orúnmilla cumpliendo el sabio consejo de Ifá, preparó el encantamiento y se dirigió a visitar a Ógún, Al llegar a casa de Ógún, le dijo que había venido a llevarse todos los Ashé, sin ninguna vacilación y gracias al Ígédé Gbétúgbétú, Ógún fue al lugar donde guardaba los Ashé, los sacó todos y se los entregó sin vacilación a Órúnmilla.
Con los Áshé en sus manos, Orúnmilla partió a su casa y al llegar allí, se los tragó todos.
Cinco días más tarde, Ogún que no recordaba lo acontecido con
Orúnmilla, quiso usar su propio Ashé y fue a buscarlo al lugar donde lo guardaba. para su sorpresa. descubrió que no sólo el suyo no estaba, sino que todos los demás pertenecientes al resto de los irúnmalés habían desaparecido.
Trató de recordar quién lo había visitado durante los últimos cinco días, pero infortunadamente para él su memoria falló y por ello decidió visitar a los otros Irúnmalés. Primero fue a casa de Orúnmilla a preguntarle si él había sido el que había ido a hurtarle los Ashé, y Orúnmilla negó haberlo visitado, y mucho menos haberle robado los Ashé.
Habiendo los Irúnnmalés perdido los Ashé Orúnmilla y sus seguidores tuvieron sosiego. y comenzaron a vivir alegres y pacíficamente.
Tan pronto como se estableció un cimiento sólido para la morada permanente en la tierra, más habitantes del cielo comenzaron a realizar visitas frecuentes a la tierra, aquellos que hallaron que no resistían vivir en el cielo, se escaparon hacia la tierra, otros vinieron por curiosidad, la gran mayoría de los que siguieron a los irúnmalés al mundo fueron sus discípulos del cielo.
Trató de recordar quién lo había visitado durante los últimos cinco días, pero infortunadamente para él su memoria falló y por ello decidió visitar a los otros Irúnmalés. Primero fue a casa de Orúnmilla a preguntarle si él había sido el que había ido a hurtarle los Ashé, y Orúnmilla negó haberlo visitado, y mucho menos haberle robado los Ashé.
Habiendo los Irúnnmalés perdido los Ashé Orúnmilla y sus seguidores tuvieron sosiego. y comenzaron a vivir alegres y pacíficamente.
Tan pronto como se estableció un cimiento sólido para la morada permanente en la tierra, más habitantes del cielo comenzaron a realizar visitas frecuentes a la tierra, aquellos que hallaron que no resistían vivir en el cielo, se escaparon hacia la tierra, otros vinieron por curiosidad, la gran mayoría de los que siguieron a los irúnmalés al mundo fueron sus discípulos del cielo.
Inicialmente fue posible durante largo tiempo caminar desde el cielo hasta la tierra en viajes de ida y vuelta, fue la solicitud hecha a
Éshu por el género femenino la que puso fin al paso físico entre el cielo y la tierra, previamente era posible abandonar el cielo y llegar al mundo con claros recuerdos de lo que uno deseaba lograr en la tierra. fueron Éshu y Elénini los que bloquearon ese momento en la memoria de los seres humanos con el objetivo que las personas se vieran en la necesidad de buscar el auxilio por medio de las divinidades y continuaran haciendo los Ebó pertinentes.
Cuando los Irúnmalés partieron definitivamente uno tras otro hacia el cielo, dejaron a sus fervorosos y descendientes para que mantuvieran la vida en la tierra.
Cuando los Irúnmalés regresaron al cielo, los conflictos se hicieron aún más feroces entre los simples mortales (30). Ese fue el fin de la divinosfera. y de la primera tentativa de fundar una morada pacifica en la tierra.
Cuando los Irúnmalés regresaron al cielo, los conflictos se hicieron aún más feroces entre los simples mortales (30). Ese fue el fin de la divinosfera. y de la primera tentativa de fundar una morada pacifica en la tierra.
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