Adviento/3°Salterio 3° Semana. Tomo 1 Jueves 15 Diciembre
Santos Valeriano ob, Maximino pb, María C. de Rosa vg
Papa Francisco: Voz, no palabra; luz, pero no propia, Juan parece ser nadie. La vocación del Bautista: Rebajarse. Cuando contemplamos la vida de este hombre tan grande, tan poderoso cómo esta vida se rebaja hasta la oscuridad de una cárcel, contemplamos un misterio enorme. La oscuridad del hombre de Dios evoca el testimonio de la beata Teresa de Calcuta. la mujer a la que todo el mundo alababa, el premio Nobel. Pero ella sabía que en un momento de su vida, largo, existió sólo la oscuridad dentro. También Juan pasó por esta oscuridad, pero fue anunciador de Jesucristo; no se adueñó de la profecía, se convirtió en imitador de Jesucristo. PALABRA: Cuando se marcharon los mensajeros de Juan, Jesús se puso a hablar a la gente de Juan: «¿Qué salisteis a contemplar en el desierto? ¿Una caña sacudida por el viento? ¿O qué salisteis a ver? ¿Un hombre vestido con lujo? Los que visten fastuosamente y viven entre placeres están en los palacios. Entonces, ¿qué salisteis a ver? ¿Un profeta? Sí, os digo, y más que profeta. Él es de quien está escrito:Yo envío mi mensajero delante de ti para que prepare el camino ante ti. Os digo que entre los nacidos de mujer nadie es más grande que Juan. Aunque el más pequeño en el reino de Dios es más grande que él». Al oírlo, toda la gente, incluso los publicanos, que habían recibido el bautismo de Juan, bendijeron a Dios. Pero los fariseos y los maestros de la ley, que no habían aceptado su bautismo, frustraron el designio de Dios para con ellos.
ORACIÓN: Isaías 54,1-10; Salmo 29,2-6.11-13 • LUCAS 7,24-30 JESÚS, qué triste la última afirmación del evangelista Lucas sobre los fariseos y los maestros de la ley: Frustraron el designio de Dios para con ellos. En el lado opuesto, la absoluta fidelidad de Juan el Bautista a la voluntad del Padre y a la misión que le confió. Que se cumpla en mi vida todo lo que ha designado para mí el Padre, nuestro Padre, que tanto me ama. (Sigue tu oración personal). Entre los nacidos de mujer nadie es más grande que Juan.
Santos JUAN DE LA CRUZ pb dc, Venancio Fortunato ob, Jerón y co mrs, Pompeyo oh, Drósida mr
Papa Francisco: El mensaje cristiano se llama «Evangelio», es decir, «buena noticia», un anuncio de alegría para todo el pueblo. Dios nos ayuda para robustecernos y seguir adelante. ¡Ánimo! ¡Siempre adelante! Gracias a su ayuda podemos siempre recomenzar de nuevo. ¿Cómo? ¿Recomenzar desde el inicio? Alguien puede decirme: «No, Padre, yo he hecho muchas cosas... Soy un gran pecador... No puedo recomenzar desde el inicio». ¡Te equivocas! Tú puedes recomenzar de nuevo. ¿Por qué? porque Él te espera, Él está cerca de ti, Él te ama, Él es misericordioso, Él te perdona, Él te da la fuerza para recomenzar de nuevo. ¡A todos! Entonces somos capaces de volver a abrir los ojos, de superar tristeza y llanto y entonar un canto nuevo. Esta alegría verdadera permanece también en la prueba, incluso en el sufrimiento, porque no es una alegría superficial, sino que desciende en lo profundo de la persona que se fía le Dios y confía en Él. PALABRA: Juan envió a dos de sus discípulos a preguntar al Señor: «¿Eres tú el que ha de venir, o tenemos que esperar a otro?». Los hombres se presentaron a Jesús y le dijeron: «Juan, el Bautista, nos ha mandado a preguntarte: ¿Eres tú el que ha de venir, o tenemos que esperar a otro?» Y en aquella ocasión Jesús curó a muchos de enfermedades, achaques y malos espíritus, y a muchos ciegos les otorgó la vista. Después contestó ; Los enviados: «Id a anunciar a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los inválidos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan, y a los pobres se les anuncia el Evangelio.Y dichoso el que no se escandalice de mí».
ORACIÓN: Isaías 45,6b-8.18.21b-25; Salmo 84,9-14 • LUCAS 7,19-23 JESÚS, no, yo no me escandalizo de ti. Tú eres el que tenía que venir a mi vida, y hagas lo que hagas lo acepto como lo mejor, aun aquellas cosas que no entiendo. Sé que me amas como soy, sin esperar a que sea bueno. Y quieres que sea feliz: por eso me invitas a la conversión, a gozar de tu presencia, a buscar en tu amistad la alegría profunda de mi vida. (Sigue tu oración personal). ¿Eres tú el que ha de venir, o tenemos que esperar a otro?