Tiempo Ordinario/23° Salterio 3ª Semana. Tomo IV
Domingo 04 Septiembre
Santos Moisés AT, Marcelo mr, Cándida mr, Rosalía vg,
Marino di er. Ntra. Sra. de la Consolación
PALABRA:
• Sabiduría 9,13-18: ¿Qué hombre conoce el designio de Dios, quién comprende lo que Dios quiere? Los pensamientos de los
mortales son mezquinos y nuestros razonamientos son falibles; porque el cuerpo mortal es lastre del alma y la tienda terrestre abruma la mente que medita. Apenas conocemos las cosas terrenas y con trabajo encontramos lo que está a mano: ¿Pues quién rastreará las cosas del cielo, quién conocerá tu designio, si tú no le das sabiduría enviando tu Santo Espíritu desde el cielo? Sólo así fueron rectos los caminos de los terrestres, los hombres aprendieron lo que te agrada; y la sabiduría los salvó.
⦁ Salmo 89,3-6.12-14.17: Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.
⦁ Filemón 9b-10.12-17:Yo, Pablo, anciano y prisionero por Cristo Jesús, te recomiendo a Onésimo, mi hijo, a quien he engendrado en la prisión. Te lo envío como algo de mis entrañas. Me hubiera gustado retenerlo junto a mí, para que me sirviera en tu lugar en esta prisión que sufro por el Evangelio; pero no he querido retenerlo sin contar contigo: así me harás este favor no a la fuerza, sino con toda libertad. Quizá se apartó
de ti para que le recobres ahora para siempre; y no como esclavo, sino mucho mejor: como hermano querido. Si yo lo quiero tanto, cuánto más lo has de querer tú como hombre y como cristiano. Si me consideras compañero tuyo, recíbelo a él como a mí mismo.
• LUCAS 14,25-33: Mucha gente acompañaba a Jesús; él se volvió y les dijo: «Si alguno se viene conmigo y no pospone a su padre y a su madre, y a su mujer y a sus hijos, y a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío. Quien no lleve su cruz detrás de mí, no puede ser discípulo mío. Así, ¿quién de vosotros, si quiere construir una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla? No sea que, si echa los cimientos y no puede acabarla, se pongan a burlarse de él los que miran, diciendo: "Este hombre empezó a construir y no ha sido capaz de acabar". ¿O qué rey, si va a dar la batalla a otro rey, no se sienta primero a deliberar si con diez mil hombres podrá salir al paso del que le ataca con veinte mil? Y si no, cuando el otro está todavía lejos, envía legados para pedir condiciones de paz. Lo mismo vosotros: el que no renuncia a todos sus bienes, no puede ser discípulo mío».
SEÑOR, quiero que seas lo primero en mi vida, por encima de todo, sin que nada ni nadie impida tu primacía absoluta: eres mi Señor, el único. Tú lo has dicho y yo lo creo con toda la capacidad de la fe y del amor que me has dado. ¡Grande es la Misericordia que tienes conmigo! (Sigue tu oración personal).