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viernes, 12 de agosto de 2016

PALABRA Y VIDA DEL JUEVES 11/08/2016





Tiempo Ordinario/ 19º Salterio 3ª Semana. Tomo IV
Jueves 11 Agosto










Santos CLARA vg, Susana mr, Rufino ob, Alejandro ob. Beato Juan E. Newmann ob


 Papa Francisco: Insisto una vez más: Dios no se cansa nunca de perdonar, somos nosotros los que nos cansamos de acudir a su misericordia. Aquel que nos invitó a perdonar «setenta veces siete» (Mt 18,22)
nos da ejemplo: Él perdona setenta veces siete. Nos vuelve a cargar sobre sus hombros una y otra vez. Nadie podrá quitarnos la dignidad que nos otorga este amor infinito e inquebrantable. Él nos permite levantar la cabeza y volver a empezar, con una ternura que nunca nos desilusiona y que siempre puede devolvemos la alegría.



PALABRA
Se adelantó Pedro y preguntó a Jesús: «Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces le tengo que perdonar? ¿Hasta siete veces?». Jesús le contesta: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.Y a propósito de esto, el reino de los cielos se parece a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus empleados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así. El empleado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo: "Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo". El señor tuvo lástima de aquel empleado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero, al salir, el empleado aquel encontró a otro de sus compañeros que le debía cien denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba, diciendo: "Págame lo que me debes". El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba, diciendo: "Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré". Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía. Entonces el Señor lo llamó y le dijo: "¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo pediste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?".Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda. Lo mismo hará con vosotros mi Padre del cielo, si cada cual no perdona de corazón a su hermano».



ORACIÓN:
Ezequiel 12,1-12; Salmo 77,56-62 • MATEO 18,21-30.32-35
SEÑOR, tu amor y el perdón de mis deudas -mis pecados- son ilimitados. ¿Por qué soy como el empleado de la parábola, a quien perdonaste una gran deuda, y no perdona  los céntimos que le debe el compañero? ¡Dame, Señor, un corazón nuevo, de carne, capaz de amar y de perdonar siempre, lleno de misericordia! (Sigue tu oración personal).






PALABRA Y VIDA DEL MIÉRCOLES 10/08/2016




Tiempo Ordinario/ 19º Salterio 3ª Semana. Tomo IV
Miércoles 10 Agosto








Santos LORENZO di mr, Blano ob



Papa Francisco: «Martirio», en la tradición de la palabra griega, significa testimonio. Así podemos decir que para un cristiano el camino va por las huellas de este testimonio de Jesús para dar testimonio de Él. Un testimonio que muchas veces termina con el sacrificio de la vida. La cuestión central es que el cristianismo no es una religión de sólo ideas, de pura teología, de estética, de mandamientos. Nosotros somos un pueblo que sigue a Jesucristo y da testimonio, quiere dar testimonio de Jesucristo. Y este testimonio algunas veces llega a costar la vida.



PALABRA:
Dijo Jesús a sus discípulos: «Os aseguro que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho
fruto. El que se ama a sí mismo se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo se guardará para la vida eterna. El que quiera servirme, que me siga, y donde esté yo, allí también estará mi servidor; a quien me sirve, el Padre lo premiará».


ORACIÓN:
2Corintios 9,6-10; Salmo 111,1-2.5-9 • JUAN 12,24-
SEÑOR, si no leyera tus palabras con fe o no me fiara de ti, dejaría que saliera mi instinto de conservación y mi autoestima humana para rechazarlas de plano como algo absurdo. ¿Caer en tierra y morir, aborrecerse, servirte...? Son verbos que espantan a la naturaleza humana. Pero tú y los mártires los hicisteis vida y disteis la vida de este modo heroico, que sólo la misericordia puede inspirar. Definitivamente, renuncio a los criterios humanos y me pongo a tu lado, te seguiré en la vida, en el servicio y en la muerte. Cuento con tu gracia, y espero el premio del Padre. (Sigue tu oración personal).









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