Tiempo Ordinario/29° Salterio 1° Semana. Tomo IV
Sábado 22 Octubre
Santos JUAN PABLO II pp, Nunilo y Alodía vgs mrs.
Beato Timoteo Giaccardo pb
Papa Francisco: En los momentos de tristeza y de abatimiento, cuando todo parecía perdido, san Juan Pablo II no perdía la esperanza, porque su fe y su esperanza estaban puestas en Dios. El pueblo polaco sabe bien que para entrar en la gloria es necesario pasar a través de la pasión y la cruz. Y lo sabe no porque lo ha estudiado, lo sabe porque lo ha vivido. San Juan Pablo II, como digno hijo de su patria terrena, recorrió este camino. Lo siguió de manera ejemplar, recibiendo de Dios un despojamiento total. Por ello «su carne descansa en la esperanza». ¿Y nosotros? ¿Estamos dispuestos a seguir este camino? San Pedro, también con la voz de san Juan Pablo II, os dice: «Comportaos con temor durante el tiempo de vuestra peregrinación» (1 P 1,17). Es verdad, somos viandantes, pero no errantes. En camino, pero sabemos adónde vamos. Los errantes no lo saben. Somos peregrinos, pero no vagabundos, como decía san Juan Pablo II.
PALABRA:
En una ocasión, se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos cuya sangre vertió Pilato con la de los sacrificios que ofrecían. Jesús les contestó: «¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos, porque acabaron así? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis lo mismo.Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera».Y les dijo esta parábola: «Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró. Dijo entonces al viñador: "Ya ves: tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a ocupar terreno en balde?". Pero el viñador contestó:"Señor, déjala todavía este año; yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto. Si no, la cortas"».
ORACIÓN:
Efesios 4,7-16; Salmo 121,1-5 • LUCAS 13,1-9
SEÑOR, yo sería capaz de hacer las mayores barbaridades que condeno en otros, del pasado o del presente. No tengo derecho a enjuiciar a los demás. Si los que considero"malos"hubieran recibido de ti lo que tú me has dado, serían mucho mejores que yo. Gracias, por tu paciencia y tus cuidados conmigo. Es la demostración continua de tu Divina Misericordia, que tan bien entendió, vivió y extendió a toda la Iglesia san Juan Pablo II. Entre sus incontables y abrumadoras preocupaciones y desvelos en vida descansó en tu Amor Misericordioso. Y ahora vive para siempre a tu lado, y sigue
ayudando a la humanidad con su ejemplo, su doctrina y su intercesión. (Sigue tu oración personal).