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lunes, 18 de julio de 2016

PALABRA Y VIDA DEL DOMINGO 17/07/2016







Tiempo Ordinario/16° Salterio 4ª Semana. Tomo III
Domingo 17 Julio







Santos Justa y Rufina vgs mrs, Marcelina vg, Alejo cf,

Jacinto mr

 Papa Francisco: Marta y María: María, a los pies de Jesús, «escuchaba su palabra», mientras que Marta estaba ocupada en muchos servicios (cf. Lc 10,39-40). Ambas ofrecen acogida al Señor que está de paso, pero lo hacen de modo diverso. María se pone a los pies de Jesús, en escucha; Marta en cambio se deja absorber por las cosas que hay que preparar, y está tan ocupada que se dirige a Jesús diciendo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola para servir? Dile que me eche una mano» (v. 40). Y Jesús le responde reprendiéndola con dulzura: «Marta, Marta, andas inquieta y preocupada con muchas cosas; sólo una es necesaria». No se trata de la contraposición entre dos actitudes: la escucha de la Palabra del Señor, la contemplación, y el servicio concreto al prójimo. Son dos aspectos, ambos esenciales para nuestra vida cristiana; aspectos que nunca se han de separar, sino vivir en profunda unidad y armonía. ¿Por qué Marta recibe la reprensión, si bien hecha con dulzura? Porque consideró esencial sólo lo que estaba haciendo, es decir, estaba demasiado absorbida y preocupada por las cosas que había que «hacer». En un cristiano, las obras de servicio y de caridad nunca están separadas de la fuente principal de cada acción nuestra: es decir, la escucha de la Palabra del Señor, el estar a los pies de Jesús, con la actitud del discípulo.



 PALABRA:
Génesis 18,1-10a: El Señor se apareció a Abrahán junto a la encina de Mambré, mientras él estaba sentado a la puerta de la tienda,  porque hacía calor. Alzó la vista y vio tres hombres en pie frente a él. Al verlos, corrió a su encuentro desde la puerta de la tienda y se prosternó en tierra, diciendo: «Señor, si he alcanzado tu favor, no pases de largo junto a tu siervo. Haré que traigan Agua para que os lavéis los pies y descanséis junto al árbol. Mientras, traeré un pedazo de pan para que cobréis fuerzas antes de seguir, ya que habéis pasado junto a vuestro siervo». Contestaron: «Bien, haz lo que dices». Abrahán entró corriendo en la tienda donde estaba Sara y le dijo: «Aprisa, tres cuartillos de flor de harina, amásalos y haz una hogaza». Él corrió a la vacada, escogió un ternero hermoso y se lo dio a un criado para que lo guisase enseguida. Tomó también cuajada, leche, y el ternero guisado y se lo sirvió. Mientras él estaba en pie bajo el árbol, ellos comieron. Después le dijeron: Donde está Sara tu mujer?». Contestó: «Aquí, en la tienda. Añadió uno: Cuando vuelva a verte, dentro del tiempo de costumbre, Sara habrá tenido un hijo».





Salmo 14,2-5: Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?





Colosenses 1,24-28: Me alegro de sufrir por vosotros: Así completo en mi carne los dolores de Cristo, sufriendo por su cuerpo que es la Iglesia. Dios me ha nombrado ministro de la Iglesia, asignándome la tarea de anunciaros a vosotros su mensaje completo: el misterio que Dios ha tenido escondido desde siglos y generaciones y que ahora ha revelado a su pueblo santo. Dios ha querido dar a conocer a los suyos la gloria y riqueza que este misterio encierra para los gentiles: es decir, que Cristo es para vosotros la esperanza de la gloria. Nosotros anunciamos a este Cristo; amonestamos a todos, enseñamos a todos, con todos los recurso de la sabiduría, para que todos lleguen a la madurez en su vida de Cristo

LUCAS 10,38-42: Entró Jesús en una aldea, y una ujer llamada Marta lo recibió en su casa. Esta tenía una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra.Y Marta se multiplicaba para dar abasto con el servicio; hasta que se paró y dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola con el servicio? Dile que me eche una mano». Pero el Señor le contestó: «Marta, Marta: andas inquieta y nerviosa con tantas cosas: sólo una es necesaria. María ha escogido la parte mejor, y no se la quitarán».



ORACIÓN:
SEÑOR, yo hubiera opinado que tenía razón Marta al quejarse de que su hermana le dejaba todo el trabajo. Pero queda en pie, por encima de la razón humana de Marta, tu palabra divina: María ha escogido la mejor parte. ¡Que las ocupaciones y preocupaciones terrenas no me impidan lo único necesario: fomentar la amistad contigo, escuchándote y hablándote en la oración, y haciendo obras de misericordia! (Sigue tu oración personal).







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