Sagrado Corazón de Jesús Viernes 03 JUNIO Santos CARLOS LUANGA y co mrs, Juan Grande rl, Clotilde re, Olivia vg
Papa Francisco: La solemnidad del Sagrado Corazón es la «fiesta del amor»: Jesús quiso mostrarnos su corazón como el corazón que tanto amó. Pienso en lo que nos decía san Ignacio; nos indicó dos criterios sobre el amor. Primero: el amor se manifiesta más en las obras que en las palabras. Segundo: el amor está más en dar que en recibir. Jesús nos dice: Yo conozco a mis ovejas. Es conocer una por una, con su nombre. Así nos conoce Dios: no nos conoce en grupo, sino uno a uno. Porque el amor no es un amor abstracto, o general para todos; es un amor por cada uno. Y así nos ama Dios. Dios se hace cercano por amor y camina con su pueblo. Y este caminar llega a un punto inimaginable: jamás se podría pensar que el Señor mismo se hace uno de nosotros y camina con nosotros, y permanece con nosotros, permanece en su Iglesia, se queda en la Eucaristía, se queda en su Palabra, se queda en los pobres y se queda con nosotros caminando. Esta es la cercanía. El pastor cercano a su rebaño, a sus ovejas, a las que conoce una por una.
PALABRA: Dijo Jesús a los fariseos y escribas esta parábola: «Si uno de vosotros tiene cien ovejas y se le pierde una, ¿no deja las noventa y nueve en el campo y va tras la descarriada, hasta que la encuentra? Y cuando la encuentra, se la carga sobre los hombros, muy contento; y al llegar a casa, reúne a los amigos y a los vecinos para decirles: «¡Felicitadme!, he encontrado la oveja que se me había perdido». Os digo que así también habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta, que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse». ORACIÓN: Ezequiel 34,11-16; Salmo 22,1-6; Romanos 5,5b-11 • LUCAS 15,3-7 SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, en ti confío. Y sé que jamás quedaré defraudado, por que sé muy bien de quién me fío. Es el Corazón que más ha amado y sigue amando a todos los hombres, también a los que lo traspasaron con la lanza. De él brotó la fuerza del agua y de la sangre: los sacramentos del Bautismo y de la Eucaristía, en los que me infundiste y alimentas mi fe y mi amor misericordioso. (Sigue tu oración personal).
Santos MARCELINO y PEDRO mrs, Eugenio I pp, Erasmo ob mr, Guido ob. Beato Sadoc y co mrs
Papa Francisco: «Amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios». Jesús muestra que el corazón del (buen) samaritano es bueno y generoso y que él pone, en práctica la voluntad de Dios, que quiere la misericordia más que los sacrificios (cf. Mc-12,33). Dios siempre quiere la misericordia y no la condena hacia todos. Quiere la misericordia del corazón, porque es misericordioso y sabe comprender bien nuestras miserias, nuestras dificultades y también nuestros pecados. A todos nos da este corazón misericordioso. El Samaritano hace precisamente esto: imita la misericordia de Dios.
PAI ABRA: Un escriba se acercó a Jesús y le preguntó: «¿Qué mandamiento es el primero de todos?». Respondió Jesús: «El primero es: "Escucha, Israel: el Señor, nuestro Dios, es el único Señor: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser". El segundo es este: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo". No hay mandamiento mayor que estos". El escriba replicó: «Muy bien, Maestro, tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios». Jesús, viendo que había respondido sensatamente, le dijo: «No estás lejos del reino de Dios».Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.
SEÑOR, es admirable tu pedagogía: te pregunta por el primer mandamiento y tú contestas con los dos primeros en forma de uno, porque no son dos amores, sino el único amor a ti y al prójimo en el que tú estás vivo y presente. ¡Que no me quede sólo en melodiosos cantos "al Amor de los amores", y niegue mi amor al hermano que tengo a mi lado, con obras concretas de misericordia! (Sigue tu oración personal).
Amarás al Señor, Tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser.