Octava de Navidad
Lunes 26 Diciembre
Santos ESTEBAN PROTOMÁRTIR,
Dionisio pp, Zenón ob, Zósimo pp
FIESTA DE SAN ESTEBAN PROTOMÁRTIR
Papa Francisco: La liturgia prolonga la solemnidad de la Navidad durante ocho días: un tiempo de alegría para todo el pueblo de Dios. Y en este segundo día de la octava, en la alegría de la Na-
vidad, se introduce la fiesta de san Esteban, el primer mártir de la Iglesia. El libro de los Hechos de los apóstoles nos lo presenta como un «hombre lleno de fe y de Espíritu Santo», elegido junto a otros seis para la atención de las viudas y los pobres en la primera comunidad de Jerusalén. Y nos relata su martirio: cuando, tras un discurso de fuego que suscitó la ira de los miembros del Sanedrín, fue arrastrado fuera de las murallas de la ciudad y lapidado. Esteban murió como Jesús, pidiendo el perdón para sus asesinos. La liturgia nos conduce al sentido auténtico de la Encarnación, vinculando Belén con el Calvario y recordándonos que la salvación divina implica la lucha con el pecado, que pasa a través de la puerta estrecha de la Cruz. Este es el camino que Jesús indicó claramente a sus discípulos, como atestigua el evangelio hoy: «Seréis odiados por todos a causa de mi nombre; pero el que persevere hasta el final, se salvará».
PALABRA:
Dijo Jesús a sus discípulos: «No os fieis de la gente, porque os entregarán a los tribunales, os azotarán en las sinagogas y os harán comparecer ante gobernadores y reyes, por mi causa; así daréis testimonio ante ellos y ante los gentiles. Cuando os arresten, no os preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo diréis: en su momento se os sugerirá lo que tenéis que decir; no seréis vosotros los que habléis, el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros. Los hermanos entregarán a sus hermanos para que los maten, los padres a los hijos; se rebelarán los hijos contra sus padres, y los matarán. Todos os odiarán por mi nombre; el que persevere hasta el final se salvará».
ORACIÓN:
Hechos 6,8-10; 7,54-60; Salmo 30,3-8.16-17 • MATEO 10,17-22
JESÚS, aún no se han apagado los ecos de los cantos celestiales en Belén y se escucha el griterío de quienes insultan y apedrean a Esteban. Tu nacimiento me anuncia la salvación. La muerte de Esteban me enseña a sobrellevar con paciencia, con perdón y con amor, los odios e incomprensiones, a causa de tu nombre. ¡Concédeme la perseverancia hasta el final y el amor a los enemigos! (Sigue tu oración personal).
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