Tiempo Ordinario/23° Salterio 3° Semana. Tomo IVMoércoles 07 Septiembre
Santos Regina mr, Madelberta ab,
Clodoaldo pb.
Papa Francisco: Bienaventurados quiere decir felices. Decidme: ¿Buscáis de verdad la felicidad? En una época en que tantas apariencias de felicidad nos atraen, corremos el riesgo de contentarnos con poco, de tener una idea de la vida "en pequeño". ¡Aspirad, en cambio, a cosas grandes!. ¡Ensanchad vuestros corazones! Como decía el beato Piergiorgio Frassati: «Vivir sin una fe, sin un patrimonio que defender, y sin sostener, en una lucha continua, la verdad, no es vivir, sino ir tirando. Jamás debemos ir tirando, sino vivir» (Carta a I. Bonini, 27 de febrero de 1925). En el día de la beatificación de Piergiorgio Frassati, el 20 de mayo de 1990, Juan Pablo II lo llamó «hombre de las Bienaventuranzas».
PALABRA:
jJesús, levantando los ojos hacia sus discípulos, les dijo: «Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el reino de Dios. Bienaventurados los que ahora tenéis hambre, porque quedaréis saciados. Bienaventurados los que ahora lloráis, porque reiréis. Bienaventurados vosotros, cuando os odien los hombres, y os excluyan, y os insulten, y proscriban vuestro nombre como infame, por causa del Hijo del hombre.
Alegraos ese día y saltad de gozo, porque vuestra recompensa será grande en el cielo. Eso es lo que hacían vuestros padres con los profetas. Pero, ¡ay de vosotros, los ricos!, porque ya tenéis vuestro consuelo. ¡Ay de vosotros, los que ahora estáis saciados!, porque tendréis hambre. ¡Ay de los que ahora reís, porque haréis duelo y lloraréis. ¡Ay si todo el mundo habla bien de vosotros! Eso es lo que hacían vuestros padres con los falsos profetas».
ORACIÓN:
1Corintios 7,25-31; Salmo 44, 1 1 - 1 7 • LUCAS 6,20-26
SEÑOR, qué maravillosas tus bienaventuranzas, y qué cuesta arriba se nos hace aceptarlas en toda su pavorosa grandeza y dureza. Sólo con la ayuda de tu Espíritu, que logre hacer nuestro corazón como el tuyo, será posible aceptar como una dicha la pobreza, el hambre, las lágrimas, el odio y la exclusión social... En tus manos está mi vida. ¡Haz lo que quieras, cuando quieras y como quieras de mí! Creo firmemente en tu Misericordia. (Sigue tu oración personal).
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