Tiempo Ordinario/13° Salterio 1° Semana. Tomo III
Martes 28 Junio
Santos IRENEO DE LYON ob mr,
Argimiro mj mr, Pablo I pp, Lucía Wang-Cheng y co mrs
Cuando los niños no entienden las cosas comienzan a hacer preguntas al papá o a la mamá:
Papá, ¿por qué?». En estos momentos de tanto sufrimiento no os canséis de decir: «¿Por qué?» como los niños... Y así atraeréis la mirada de vuestro Padre sobre vuestro pueblo; atraeréis la ternura del Padre del cielo sobre vosotros.
PALABRA:
Subió Jesús a la barca y sus discípulos lo siguieron. De pronto, se levantó un temporal tan fuerte que la barca desaparecía entre las
puM olas; él dormía. Se acercaron los discípulos y lo despertaron, gritandole: «¡Señor, sálvanos, que nos hundimos!». Él les dijo: «¡Cobardes! ;Qué poca fe!». Se puso en pie, increpó a los vientos y al lago, y vino una gran calma. Ellos se preguntaban admirados: «¿Quién es este? ¡Hasta el viento y el agua le obedecen!».
ORACIÓN:
Amós 3,1-8. 11-12; Salmo 5,5-8 • MATEO 8,23-27
SEÑOR, ¡hasta el viento y el agua te obedecen! Esa fue la exclamación espontánea delos apóstoles que en el fondo confiaban en ti. Por eso te gritaron aterrados cuando no despertabas a pesar del temporal en el lago; ¡Señor, salvanos, que nos hundimos!.
Tú les reprochas su cobardía y su falta de fe. Pero en tu corazón sabías que veían su vida en peligro, y que creían en tu poder. Aunque escuche palabras duras de tu boca, yo quiero contar contigo siempre, cuando esté en serios peligros y cuando disfrute de paz y bienestar. No puedo dudar de tu infinita Misericordia. Tú puedes hacerte el dormido en mi vida, pero jamás permitas que dude de tu presencia salvadora. (Sigue tu oración personal).
SEÑOR, ¡hasta el viento y el agua te obedecen! Esa fue la exclamación espontánea delos apóstoles que en el fondo confiaban en ti. Por eso te gritaron aterrados cuando no despertabas a pesar del temporal en el lago; ¡Señor, salvanos, que nos hundimos!.
Tú les reprochas su cobardía y su falta de fe. Pero en tu corazón sabías que veían su vida en peligro, y que creían en tu poder. Aunque escuche palabras duras de tu boca, yo quiero contar contigo siempre, cuando esté en serios peligros y cuando disfrute de paz y bienestar. No puedo dudar de tu infinita Misericordia. Tú puedes hacerte el dormido en mi vida, pero jamás permitas que dude de tu presencia salvadora. (Sigue tu oración personal).
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