viernes
S. Juan Leonardi /
S. Dionisio, mi.
Luis Bertrán; Héctor;
Abrahán, Sara y
Lot; Inocencio de la
Inmaculada y comp.
XXVII del T.O.
3° del salterio
111,13-15; 2,1-2 /
Sa19 / Lc 11,15-26
Lucas 11,15-26
En aquel tiempo, habiendo echado Jesús un demonio, algunos de entre la multitud dijeron: «Si echa los demonios es por arte de Belzebú, el príncipe de los demonios». Otros, para ponerlo a prueba, le pedían un signo en el cielo. Él, leyendo sus pensamientos, les dijo: «Todo reino en guerra civil va a la ruina y se derrumba casa tras casa. Si también Satanás está en guerra civil, ¿cómo mantendrá su reino? Vosotros decís que yo echo los demonios con el poder de Belzebú; y, si yo echo los demonios con el poder de Belzebú, vuestros hijos, ¿por arte de quién los echan? Por eso, ellos mismos serán vuestros jueces. Pero, si yo echo los demonios con el dedo de Dios, entonces es que el reino de Dios ha llegado a vosotros. Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros. Pero, si otro más fuerte lo asalta y lo vence, le quita las armas de que se fiaba y reparte el botín. El que no está conmigo, está contra mí; el que no recoge conmigo, desparrama. Cuando un espíritu inmundo sale de un hombre, da vueltas por el desierto, buscando un sitio para descansar; pero, como no lo encuentra, dice: "Volveré a la casa de donde salí". Al volver, se la encuentra barrida y arreglada. Entonces va a coger otros siete espíritus peores que él, y se mete a vivir allí. Y el final de aquel hombre resulta peor que el principio».
La batalla de las críticas
Tendremos que librar cada día, en nuestra vida cristiana, la batalla de las críticas, de los diversos pareceres, de las opiniones convertidas en juicios de lo que hacemos, Jesús es criticado por echar un demonio, una acción de bien. No importa. Los que ejercen la crítica nunca se detienen: enjuician nuestras obras, se adentran en nuestras intenciones, calibran nuestro proceder. Cristo responde serenamente, con argumentos sólidos. Así nosotros, hemos de tener la razón a punto en nuestros labios y la cordura en nuestras palabras. La crítica no será contestada sino iluminada. De esta forma, todos seguiremos caminando.
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