Martes 29
Stos. Arcángeles
Miguel, Gabriel y
Rafael f.
Adolfo; David;
Eutiquio; Plauto
Oficio de la f.
Dan 7,9-10.13-14
(o bien: Ap 12,7-
12a) /Sal 137 / Jn
1,47-51
Juan 1,47-51
En aquel tiempo, vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: «Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño». Natanael le contesta: «¿De qué me conoces?». Jesús le responde: «Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi». Natanael respondió: «Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel». Jesús le contestó: «¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores». Y le añadió: «Yo os aseguro: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre».
Los mensajeros de Dios
Los arcángeles son los mensajeros de Dios. Y a través de ellos Dios envía sus recados a los hombres, se comunica con nosotros. Miguel encabeza el enfrentamiento contra Luzbel. Gabriel protagoniza la Anunciación a la Virgen María. Y Rafael acompaña a Tobías durante su viaje. Los ángeles de Dios descienden y sirven a Jesús. Acaso una sugerencia práctica para nosotros, quizás pueda ser «hacer de ángeles a lo largo de nuestra vida», humildes «recaderos de Dios» para nuestros hermanos, acompañantes fieles de cuantos necesitan custodia. En muchas situaciones y para algunas personas todos tenemos un «recadito» que ofrecer de parte del Señor. Podrá ser un consejo, una palabra de aliento, el regalo de una sonrisa abierta a la esperanza.
Señor, envíanos a tus ángeles para que nos acompañen, nos protejan y guíen nuestros pasos por los senderos de la historia. Y haz que cada uno de nosotros podamos hacer también el papel de ángel con los demás, ayudándoles y protegiéndoles, en aquello que más nos necesiten.
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